Las bacterias son imprescindibles para el
reciclaje de los elementos, pues muchos pasos importantes de los ciclos
biogeoquímicos dependen de éstas. Como ejemplo cabe citar el fijación del
nitrógeno atmosférico. Sin embargo, solamente la mitad de los filos conocidos
de bacterias tienen especies que se pueden cultivar en el laboratorio, por lo que
una gran parte (se supone que cerca del 90%) de las especies de bacterias
existentes todavía no ha sido descrita. En el cuerpo humano hay aproximadamente
diez veces tantas células bacterianas como células humanas, con una gran
cantidad de bacterias en la piel y en el tracto digestivo. Aunque el efecto
protector del sistema inmune hace que la gran mayoría de estas bacterias sea
inofensiva o beneficiosa, algunas bacterias patógenas pueden causar enfermedades
infecciosas, incluyendo cólera, sífilis, lepra, tifus, difteria, escarlatina, etc.
Las enfermedades bacterianas mortales más comunes son las infecciones
respiratorias, con una mortalidad sólo para la tuberculosis de cerca de dos
millones de personas al año.